A veces hay que dejar a la magia actuar por sí misma. Y esta noche, sin duda, así ha sido: ‘Midnight in Paris’. Pierdes, después de correr por las calles como si no hubiera un mañana y por tan sólo un minuto, el crucero por el Sena que habías reservado esa noche. Dándote por vencido y con resignación, vuelves hacia el metro para regresar a casa. De repente, se escucha música a lo lejos. Te acercas, lo flipas con los musicazos y cantantes que hay. Te quedas. Resulta ser un micro abierto… Lo demás surge solo. Orillas del Sena, la temperatura perfecta, el pont Neuf delante, la torre Eiffel detrás y la iluminación de la ciudad. Gente que aprecia la música, que siente pasión por ella. Algunos por escucharla, otros por hacerla; esa magia bidireccional que tiene el arte. Unos crean, otros aprecian, todos disfrutan. La mejor compañía, con gente extraordinaria, en una noche que jamás olvidaré.
Gracias a los músicos y al público por compartir, abrirse, escuchar, valorar, acercarse, conversar, a los españoles que han venido a saludar… A todos. Y así es la magia.. Cuando no conoces a la gente, cuando llegas a un sitio nuevo y te acogen de esta manera, cuando te sientes uno más, cuando no eres un bicho raro. Gracias, magia. Gracias, París.